¿Cómo será la arquitectura del futuro?
Nuevas fronteras biológicas: hacia una Arquitectura del futuro
¿Cómo será la arquitectura del futuro? No creo que nadie tenga la respuesta a esta pregunta, pero sí podemos vislumbrar nuevas y emergentes formas, a veces radicales, de entender el proceso de creación arquitectónico. En una conversación que mantuvieron Salvador Dalí y Le Corbusier, el primero vaticinaba un cambio de tendencia respecto a la arquitectura que proyectaba el segundo, y ya entonces describía la arquitectura del futuro como algo blando y peludo. Y podemos afirmar que cada vez estamos más cerca de este tipo de arquitectura, más parecida a un organismo vivo, que a los estándares rígidos y estáticos más propios de la era industrial. Porque podríamos hablar de que se presenta ante nosotros una nueva era: la biológica.
La arquitectura del futuro será blanda y peluda.
Salvador Dalí
Nuevas aproximaciones a través de la investigación en nanotecnología, nuevos materiales, biología sintética, siempre en forma de equipos de trabajo multidisciplinares. Sí sí, como lo oyen, la arquitectura blanda y peluda de la que hablaba Dalí surge de la unión y colaboración entre profesionales de tan diversas disciplinas como arquitectos, biólogos, nanotecnólogos, ingenieros químicos, de materiales y hasta botánicos. El proceso de creación arquitectónico comienza a salir de los estudios y extiende su labor a centros de investigación y laboratorios de todo tipo o jardines botánicos.
En este nuevo marco creativo distinguimos dos aproximaciones. La primera es usar la Naturaleza como modelo o biomímesis, que es la ciencia que estudia los organismos naturales para imitar o inspirarse en sus diseños y procesos biológicos para resolver problemas humanos, en este caso arquitectónicos. Pensemos aquí en la infinitas posibilidades de estudio y aplicación, como por ejemplo los principios de termoregulación en animales y su aplicación en edificios de consumo cero; o las estrategias de adaptación de una planta al clima desértico y su aplicación a envolventes vivas en edificios en similares condiciones climáticas. Las posibilidades son infinitas, y los ejemplos tantos como organismos existen en la naturaleza, avalada por 3.800 millones de años de evolución, de experimentación de prueba – ensayo – error- adaptación y supervivencia.
La segunda aproximación es incorporar la biología, los organismos vivos como componentes esenciales en el producto final arquitectónico, disolviendo así los límites entre orgánico-inorgánico y generando un nuevo tipo de construcción híbrida. Nuevos paradigmas a través de estructuras vivas y funciones experimentales. Fusión de materiales tradicionales como el hormigón con organismos como mohos, bacterias o protocélulas para aplicaciones de estructuras con capacidad de autorregenerarse, autorrepararse o incluso autodestruirse. Crecimientos orgánicos de hongos con aplicaciones urbanísticas. Al igual que la biomímesis, el bio-diseño ofrece numerosas posibilidades de creación. Nuevas fronteras biológicas para un tiempo, el que nos toca vivir, en el que el consumo energético excesivo, las emisiones de CO2, los gases de efecto invernadero y el cambio climático, entre otros, nos alertan que quizás la arquitectura necesite ser naturalizada.